jueves, 28 de agosto de 2008
(¯`•.•´¯) ღ*♥ LOS CELOS ♥*ღ (¯`•.•´¯)
Podemos decidir sobre nosotros, no sobre los demás.
Hay que vivir nuestra propia vida y dejar que los otros vivan la suya. Aunque estemos juntos, el otro siempre va tener la posibilidad de decidir por sí solo. Por eso la gente no debe celar, porque si el otro se quisiera ir, si decidiera romper la relación para establecer la relación con otra persona; nada de lo que hagamos o dejemos de hacer va a cambiar las cosas. Perseguir, asfixiar, hacer las veces de policía del otro es además de agotador, una tarea inútil.
Es absolutamente una perdida de tiempo tratar de obligar a los demás a estar contigo; uno puede subyugar al otro, puede maltratarlo para que haga lo que quiero, pero nunca podrá quitarle la libertad, ni hacerlo quererme a la fuerza, no hay ningún retenido que deje de soñar con huir y que no lo haga cuando tenga la oportunidad. Así que aprendamos a asumir la libertad del otro; sepamos que aunque hagamos todo bien, éste puede decidir de manera contraria a lo que yo quiero. No nos extrañe que pueda tomar decisiones que nos dejen completamente sorprendidos, sea por lo buenas o lo malas que las juzguemos, porque el otro siempre será un misterio, por más que nos conozcamos, que pasemos el tiempo juntos, que vivamos al lado del otro, puede hacer algo o dejar de hacerlo. Es claro, el otro está conmigo porque quiere, porque se siente bien conmigo, porque no hay una mejor compañia para él. El otro hace y vive lo que quiere, nada puedo hacer para cambiar eso; del mismo modo, yo soy libre y no quisiera que nadie se atreviera a creerse mi dueño o a decidir por mí.
Y no hay amor más fiel ni más grande que el que te ofrece Dios...
Oración:
No hay momento en el que te haya buscado en el que no hubiera encontrado tus brazos abiertos para recibirme con un gran abrazo; no hay día en el que no hagas fiesta cuando vuelvo maltrecho después de desperdiciar los dones que me has dado y descubro que mis pecados siempre descansan en Tí, porque llevas mis cargas, porque soportas mis pesos, porque alivias mis dolores y fortaleces mis energías cuando el cansancio quiere echarme al suelo. Bendito, alabado y glorificado seas por ser tan grande y tan bueno conmigo.
Gracias, porque estás llenándome en este día, porque no te cansas de darme ese inmenso amor y tu incontable misericordia.
Amén!
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