Puse mi corazón en tus manos cerré mis ojos y me dejé llevar. Conocí Tu profundo amor, Tu gracia, Tu ternura y Tu misericordia al permitirme estar a tu lado. Me haz amado a pesar de mis fallas, me conoces tal como soy, y mi vida ha sido transformada junto a Tí. Agradecida estoy contigo Señor porque me haz regalado todo cuando nada tenía, Tú extendiste tu mano y me invitaste a comenzar una nueva vida, Tu amor es tan especial que cada día lo puedo sentir en las pequeñas y grandes demostraciones que me das. Recibo con gozo todas tus muestras de bondad, quiero darte muchas Gracias mi Señor. Tú eres mi esperanza, mi confianza y mi refugio, contigo nada me falta, Tú me haces descansar, calmas mi ansiedad, me das fuerzas y me guías por el mejor camino, Contigo no le temo a nada porque Tú siempre estás a mi lado, me guías por el buen camino y me llenas de confianza, Tú me llenas de felicidad, Tú me cuidas nunca duermes y me protegerás de todos los peligros dondequiera que vaya. Cuando no puedo resolver las cosas, yo sé que tu diriges mis pasos. Cuando todo parece imposible, se que a Tú lado todo es posible. Cuando me siento sola, yo sé que Tú no me dejarás ni me desampararás. Cuando no merezco perdón, Tú me perdonas. Cuando tengo miedo, sé que no debo temer porque Tú estás conmigo. Cuando siento que nadie me ama de verdad, estoy segura que tu me amas con tu inmenso corazón. Cuando no sé por donde seguir, Tú me enseñas el camino. Quiero en este día recibir tu enseñanza para acercarme más a Tí. Porque tú me dijiste que me ibas a instruir y me enseñarías como portarme.
Dame buenos consejos y cuida siempre de MI. AMÉN
Sabrina: ღ*♥ A IMAGEN DE DIOS *♥ღ (¯`•.•´¯)

miércoles, 6 de agosto de 2008

ღ*♥ A IMAGEN DE DIOS *♥ღ (¯`•.•´¯)

La voz de la eternidad habla más claramente en nuestra conciencia.
Por eso la conciencia es, quizás, el elemento más profundo dentro de nosotros.
Nos advierte, despierta y dirige en la tarea que nos ha dado Dios. Romanos 2: 14-16.
Y cada vez que se hiere el alma, nuestra conciencia nos acusa con vehemencia.
Si le hacemos caso a nuestra conciencia, nos puede guiar. Sin embargo, cuando estamos separados de Dios, nuestra conciencia titubeará y se descarriará. Esto le sucede no sólo a una persona, sino también a un matrimonio.
El hombre y la mujer deben estar juntos para formar un cuadro completo dela naturaleza de Dios y ambos se pueden encontrar en Él.
Juntos llegan a ser lo que ninguno de ellos podría ser solo o separado.
Varón y hembra no existen a solas, son diferentes, mas los dos fueron creados a la imagen de Dios y se necesitan el uno al otro para realizar sus verdaderos destinos.
CUANDO SE DESFIGURA LA IMAGEN DE DIOS, LAS RELACIONES PERSONALES
DE LA VIDA PIERDEN SU PROPÓSITO.
Es trágico que en muchos aspectos de la sociedad actual, las diferencias entre el hombre y la mujer han quedado borrosas y distorcionadas. La imagen pura y natural de Dios se está destruyendo. Se habla interminablemente de la igualdad entre el hombre y la mujer, pero en realidad, las mujeres son maltratadas y explotadas ahora más que nunca. En el cine, en la televisión, en revistas y en carteleras, la mujer ideal (y, cada vez más, el hombre ideal) se muestra como un simple objeto sexual.
Ya no son sagrados los matrimonios de nuestra sociedad. Cada vez más se consideran como
experimentos o como contratos entre dos personas que miden todo en base a sus propios
intereses. Y cuando fracasan los matrimonios, siempre existe la alternativa de un "sin culpa", y después se intenta otro matrimmonio con una nueva pareja.
Muchas personas ya ni siquiera se molestan en hacer promesas de fidelidad; simplemente viven juntos. Se desprecia a las mujeres que dan a luz y se dedican a sus hijos o que siguen casadas con
un solo hombre. Y aun cuando el matrimonio es saludable, a menudo se ve a la mujer como víctima de la opresión y se supone que necesita ser "rescatada" del dominio de su esposo.
Tampoco se aprecia a los hijos como algo de valor. En el libro de Génesis, Dios mandó: "Fructificad y multiplicaos." Hoy evitamos la "carga" de los hijos no deseados por medio del aborto legal. Los niños son una molestia: cuesta demasiado traerlos al mundo, criarlos y darles una educación universitaria. Representan una carga económica para nuestras vidas materialistas. Tampoco disponemos del tiempo necesario para amarlos de verdad.
No nos debe sorprender, entonces, que tantas personas de nuestros tiempos hayan perdido la esperanza. Que también hayan perdido la ilusión de encontrar un amor perdurable. La vida a perdido su valor; se ha convertido en algo barato; las personas ya no la consideran como un regalo de Dios. Sin embargo, la verdad es que, sin Dios, la vida es como la muerte, y sólo quedan tinieblas y la herida profunda de vivir separados de Él.
Por eso, con mayor razón cada uno de nosotros debe regresar al principio y preguntarse de nuevo: "En primer lugar, por qué creó Dios al hombre y a la mujer?" Dios ha creado a todas las personas a su imagen, y ha establecido una tarea específica para cada hombre, mujer y niño en esta tierra, una tarea que Él espera que realicemos.
Nadie puede hacer caso omiso del propósito de Dios para su creación ni para sí mismo sin sufrir un gran vacío interno. Salmo 7: 14-16.
Encontraremos la sanación sólo si creemos firmemente que Dios nos creó y que Él es el dador de la vida, el amor y la miseridordia.
Por que de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
En el hijo de Dios, en Jesús, aparece la imagen de Dios con la mayor claridad y acabamiento. Colosenses 1:15.
Como la imagen perfecta de Dios, y como el único camino al Padre, Él nos trae la vida y unidad, delicidad y realización. Sólo podemos experimentar su amor y su bondad cuando vivimos nuestra vida en Él, y sólo en Él podemos encontrar nuestro verdadero destino. Este destino es se la imagen de Dios; es tener dominio sobre la tierra en su espíritu, que es el espíritu creativo del amor que nos imparte la vida.

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