domingo, 21 de septiembre de 2008
ღ*♥ CONFIANZA Y BUENAS ACCIONES ♥*ღ
Hermanos en Cristo, ¿de qué sirve que algunos de ustedes digan que son fieles a Dios, si no hacen nada bueno para demostrarlo? ¡Así no se van a salvar!
Si alguien no tiene ropa ni comida, de nada le sirve que tú le digas "Que te vaya bien, abrígate y come hasta que te llenes", si no le das lo que necesita para abrigarse y comer bien. Lo mismo pasa con la fidelidad a Dios: de nada nos sirve decir que somos fieles a Dios si no hacemos nada que lo demuestre. Esa clase de fidelidad está muerta.
A los que dicen que son fieles a Dios, pero no hacen lo bueno, yo les podría decir: "Tú dices que eres fiel a Dios, y yo hago lo que es bueno. Demuéstrame que es posible ser fiel a Dios sin tener que hacer lo bueno, y yo te demostraré que soy fiel a Dios por medio del bien que hago. Tú crees que existe un solo Dios. ¡Muy bien! Pero hasta los demonios creen en él y tiemblan de miedo. No seas tonto. Debes aceptar que de nada te sirve ser fiel a Dios y confiar en él, si no haces lo bueno. Nuestro antepasado Abraham agradó a Dios cuando puso a su hijo Isaac sobre el altar para sacrificarlo. Y Dios lo aceptó por eso. La confianza que Abraham tuvo en Dios se demostró con todo lo que hizo, y por medio de todo lo que hizo, su confianza llegó a ser perfecta".
Así se cumplió lo que dice en la Biblia: "Abraham fue fiel y confió en Dios, y por eso Dios lo aceptó con agrado". Fue así como Abraham se hizo amigo de Dios.
Como pueden ver, Dios nos acepta por lo que hacemos, y no sólo por lo que creemos.
Así le sucedió a Rahab, la prostituta. Dios la aceptó por haber recibido y escondido a los espías en su casa, y por ayudarlos también a escapar por otro camino.
Así como un cuerpo sin alma está muerto, también la confianza en Dios es una confianza muerta si no va acompañada de buenas acciones. SANTIAGO 2, 14-26
Si alguien no tiene ropa ni comida, de nada le sirve que tú le digas "Que te vaya bien, abrígate y come hasta que te llenes", si no le das lo que necesita para abrigarse y comer bien. Lo mismo pasa con la fidelidad a Dios: de nada nos sirve decir que somos fieles a Dios si no hacemos nada que lo demuestre. Esa clase de fidelidad está muerta.
A los que dicen que son fieles a Dios, pero no hacen lo bueno, yo les podría decir: "Tú dices que eres fiel a Dios, y yo hago lo que es bueno. Demuéstrame que es posible ser fiel a Dios sin tener que hacer lo bueno, y yo te demostraré que soy fiel a Dios por medio del bien que hago. Tú crees que existe un solo Dios. ¡Muy bien! Pero hasta los demonios creen en él y tiemblan de miedo. No seas tonto. Debes aceptar que de nada te sirve ser fiel a Dios y confiar en él, si no haces lo bueno. Nuestro antepasado Abraham agradó a Dios cuando puso a su hijo Isaac sobre el altar para sacrificarlo. Y Dios lo aceptó por eso. La confianza que Abraham tuvo en Dios se demostró con todo lo que hizo, y por medio de todo lo que hizo, su confianza llegó a ser perfecta".
Así se cumplió lo que dice en la Biblia: "Abraham fue fiel y confió en Dios, y por eso Dios lo aceptó con agrado". Fue así como Abraham se hizo amigo de Dios.
Como pueden ver, Dios nos acepta por lo que hacemos, y no sólo por lo que creemos.
Así le sucedió a Rahab, la prostituta. Dios la aceptó por haber recibido y escondido a los espías en su casa, y por ayudarlos también a escapar por otro camino.
Así como un cuerpo sin alma está muerto, también la confianza en Dios es una confianza muerta si no va acompañada de buenas acciones. SANTIAGO 2, 14-26
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