Seis son las cosas que abomina el Señor, y otra además le es detestable.
* Los ojos altaneros,
* La lengua mentirosa,
* Las manos que derraman la sangre inocente,
* El corazón que maquina perversos designios,
* Los pies ligeros para correr el mal,
Observa, hijo mío, los preceptos de tu padre, y no abandones la ley o los documentos de tu madre.
Tenlos siempre grabados en tu corazón, y te sirvan como collar precioso. Cuando caminares vayan contigo, te guarden cuando durmieres, y despertando conserva con ellos.
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